miércoles, marzo 26, 2008

El Campo y el Gobierno

Al igual que en todo conflicto surgen las síntesis superadoras ante las posturas encontradas. Esta es mi visión, no es la búsqueda de un amarillismo, o de una postura cobarde y mediera. Es que en relación al paro que nuestro campo esta llevando a cabo, no puedo darle la derecha total ni a unos ni a otros.
Por un lado el gobierno debería convertir en impuestos coparticipables, las retenciones que extrae de la industria agrícola. Por que sin ser esto, el dinero va a parar a agujeros negros, que solo contribuyen al sostenimiento de pesadas y deficitarias estructuras políticas. Además de ello debería diferenciar entre los pequeños y grandes productores, hablo como hombre que vino de una familia de campo, ya que los primeros trabajan contra el clima y los precios abusivos de una industria absorbida por gigantes. No es lo mismo aquel que tiene 500 o 1000 hectáreas con producciones millonarias, maquinaria de punta y seguro contra las contingencias climáticas, que aquel que produce a sombrero de mimbre y plegarias. Por que no se puede estar en tiempo de crisis asistiendo a los gigantes, y en los tiempos de abundancia, apresando a todos por igual. Es más, el estado debería, asistir al crecimiento de estos últimos para permitirles avanzar a lo largo del proceso productivo, ¡que los gigantes hagan lo que quieran!, que los pequeños se unan y procesen lo producido.
Por otro lado, el campo, a quien nuestra presidenta llamara plena de soberbia el piquete de la abundancia, no debe de olvidar los años malos, donde el estado asistía, y no debe perder de vista, que el resto de las personas, no somos solo rehenes, como siempre se dice a modo de muletilla, si no que estamos a la vanguardia en el campo de batalla. Éste tipo de cambio sojero y agrícola, ha dejado por debajo de la línea de la pobreza a millones de argentinos, y aún en día de hoy se hacen esfuerzos como país para mantenerlo competitivo a las exportaciones. El monocultivo especulativo y coyuntural esta destruyendo tanto los suelos, como las economías, ya que trae aparejado el desabastecimiento y la inflación, al intentar exportar absolutamente todo lo que se produce.
No tengo nada en contra del parque automotor de los piqueteros, ni de sus pañuelos de nostálgica oligarquía, es simplemente que al igual que el gobierno, ellos también son argentinos y su primer deber es con su país, ellos también deben responder, no es una relación de padres represivos he hijos conflictivos, es una relación de pares, de argentinos.
La salida no son políticas del momento, no son políticas de contingencia, no es pretender llenar las arcas de una, y atragantadas, en la abundancia, ni el gobierno, ni el campo. En el tironeo y el entrevero por el fruto, podemos terminar desplumando y matando a la gallina de los huevos de oro. Y allí todos vamos a terminar llorando el deceso.

sábado, marzo 08, 2008

Dias de Paz

Cada cierto tiempo, aquellos que amamos la vida cívica, que transitamos alguna vez los caminos del idealismo político, tenemos la oportunidad de emocionarnos con algún acontecimiento histórico. Hoy fue uno de esos días, hoy la brisa de la paz, triunfó sobre los vientos de la guerra.
Soy conciente que un escenario bélico entre hermanos latinoamericanos no sería posible. En cuestiones militares, Ecuador no podría bajo ninguna circunstancia desatar una guerra contra Colombia, y por otro lado, Chavez sabe que cualquier intento de agresión contra Colombia sería la excusa perfecta para que Estados Unidos ponga sus manos en el asunto. Ninguno de los actores, que hoy vimos mascarar son improvisados. Ninguno de ellos fue a Republica Dominicana a buscar una guerra. Pero existen otros escenarios donde las balas se transforman en palabras, y los generales en hombres cívicos. Donde las sinfonías de los discursos se montan para un gran público, con momentos de tensión, percusión, luego el relax y los violines, para terminar con un cerrado aplauso de un auditorio en pie y emocionado.
Pero la razón debe quedar de costado ante acontecimientos de este tipo, prefiero pensar que hombres de buena voluntar se juntaron para salvar vidas y evitar un derramamiento de sangre latinoamericana. Prefiero pensar que estamos danto los pasos correctos, que en cualquier otra parte del mundo, estas palabras y cruces hubieran llevado a tortuosos años de conflicto, y a todos aquellos pecados que las armas remontan. Que las luchas de egos primarían sobre la razón y los oscuros señores de la guerra sonreirían desde las penumbras cuando vean sus intrigas triunfar.
Hoy me siento orgulloso, hoy siento que América Latina tiene futuro.